lunes, agosto 27, 2007

Libertadora conmoción interior.

© Hans Neleman
...
El tono frío,
que carece de brújula o caricia.
Hurga entre la sien y la yugular del buen paso.
Desequilibra el compás
que se hecha a llorar
derramándosele
su libido
a cero.

Tu tono helado,
se prensa en mi garganta y la parte
en dos.


Disimulo el impacto mientras recordaba que mi ecuación a su lado era perfecta, era incalculable para las relaciones promedio-dramáticas de, al menos, la sociedad que nos ha rodeado y las cuales evidencian temores infinitos para ceder o para mostrar su frasco sin etiquetas y sin saborizantes artificiales para alargar su perecer. Siempre he tenido prohibido (a mi mismo) sabotear los guiños o los brillos que me mantienen en el continuo vagar hacia nuevos paisajes tanto tangibles como emocionales y orgasmicamente satisfactorios para ambos pares de bocas y sexos, para ambos lapices en la escritura (individual pero conjuntos en la misma página) de lo que nos une con libertad y congruencia, con libertad y demencia, pero siempre con la autonomía y holgura para poner puntos finales, pero no menos tristes, de lo que no se quiere continuar alimentando.

Di un volantazo, porque uno no espera una bestia a la mitad de un escalofrío. No esperaba el fin antes de poder desnudarla subiendo las escaleras y robarle un beso cuando ella esperara, ya, mi índice dentro de si misma..

Tengo toda esta revelación mientras miro en el suelo deformarse mis pies, que antes eran raices, veo venir las puntadas de mi desprestigiada voluntad, veo la ultima obra de mi ceguera y no miro a mis manos hacer nada mas, solo este volantazo que me saque del camino, pero no del laberinto, no del laberinto…

..porque sigo creyendo en el infinito.


E_D

Libertadora conmoción interior, pienso.