lunes, noviembre 24, 2008

DES-ENCANTO I

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Esto de la vida es una treta de interminable abandono.

Recomendar, creer, facilitar, todo lo que involucre la manifestación de humanidad tiene una bofetada como pago al contado. Pero al ya no enroscarme más, me dedico a untarme del más potente de los purgantes cerebrales que no me permita asesinar a tres o cuatro personas per day. Aveces puedo sacar la mano del huracán y rozar ese calor extraño, esa combustión que he sentido solo un par de veces en mi vida.


Un pinchazo de gloria:

lunes, noviembre 17, 2008

Street Spirit.







Pondré atención al sentido de las calles, a las señales restrictivas y en vez de perderme divagando, sintonizare una estación, o dos.

Estas distracciones me atormentan. Separado de tu imagen te nombro, y me sigo alejando. Estarás mejor, estarás mejor. Las palabras también se exorcizan y tiemblan de miedo por saber la interpretación de su nuevo interlocutor que talvez les confunda siempre con sexo oral. O marital. Siempre recordare la ultima imagen en tu mesa, recogiendo los platos de la cena mientras te besaba la frente y tus ojos decían –no puedo devolverte tanto amor- pero tu no sabias que yo sabia. Y nuestro cuerpo se acomodo para despedirnos, no sé si para olvidarnos. O si.

Desvincule inmediato los puentes, antes siempre dejaba una soga a escondidillas para brincarme el vacío y llegar en dos segundos a la cuerda malabarista que te gustaba ponerme. Ya no habrá estrés, no te preocupes mas de los saltos mortales ni de los obsequios increíbles. Hoy utilizo protector bucal y rodilleras por si nos topamos en alguna pieza del rompecabezas. En la cima quizás, o en el fuego mejor. Tengo tanto por desempacar que voy de a poco recordando quien eran mis demonios, están tan enfermos que les daré un poco de bola, uno o dos problemitas y veremos si prende la mecha para el bosque completo.

Caminare sin mi astucia de lector de periódicos para trastabillar y buscar nuevos donadores de sangre, nuevas mezcolanzas que desagraden a los de las verdades absolutas. La mejor compañía será la incomunicación. Basta de llaves y claves para entrar, vamos hacerlo a la vieja ultranza y forniquemos por necesidad biológica. Dejare las interpretaciones de las líneas para cuando los años me pinten canas azules y ojeras verdes. Me olvidare un momento de los detalles, del contraste, de los absolutos o de los lunares. Te intercambio mi erección por tu silencio al final del monologo.

Para algo a de servir este dolor que siento. Lo siento.
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ed