viernes, julio 24, 2009

This is how it feels.

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24
Mi alma es una orquesta oculta; no sé qué instrumentos tañe o rechina, cuerdas y harpas, timbales y tambores, dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía


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Videos tu.tv

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Es decir, como el sonido resultante de la mezcla de los de todos los instrumentos.

jueves, julio 09, 2009

Nota roja.




El sonido era aturdidor y las lucecillas roji-azules colmaban mis pupilas dilatadas.. Desperté y ahí estaba ella, con sus pezones de obsidiana y su centro volcánico, marchito y desangrado. Ella fue víctima de si misma, de su boca, de su poca memoria y del desencanto que nunca dejo de auto-fomentarse, no fui yo, no fui yo.

-La mujer llamada Julia yacía muerta en una cama del motel Chelsea, con un hoyo en el pecho, o en el músculo que bombea sangre al cuerpo. El corazón. Su ejecutor vestía limpio, esperando por la autoridad, con fanfarronería y ecuanimidad en sus gestos.
Se sabía investigado y perseguido, era un asesino serial, un Robin Hood para si mismo o un demagogo social decían los periódicos y la politiquería. El tipo asesinaba drug dealers, “escoria humana”, gente que el designaba como –corrupta-. Y les pegaba dos tiros; en la frente y el pecho. Pero con Julia fue distinto, ella no tenía delitos viejos ni recientes, solo el haber sido pareja sentimental del asesino.

Estaba listo, todo era común en mi, profesionista, hipoteca, auto y era culpable. No tenía arrepentimiento alguno y mi sentencia nunca sería mas grande que el mensaje que le dejaría al mundo. No es arrogancia, es decepción, es protesta de nacer en este planeta y en esta época de miseria mental, de anemia humana.

-El interrogatorio estuvo lleno de monosílabos y elocuencia facial, solo una declaración de cuatro columnas:

“Solo recuerden que no son ustedes quienes me encierran o me matan, solo soy yo quien deja de perseguirlos.”

-Eso desde la aceptación de su culpa hasta que llegó el final; ¿por qué disparo en la cabeza a la “escoria” y en el pecho a la señorita?

-Levanto la mirada y el suspiro fue muy hondo, en ese instante sentí su aliento rebramar y acelerar, esperando por esa precisa pregunta y entonces respondió:

Es sencillo. Si disparas al vacío no puedes hacer ningún daño. Y fue lo que yo hice.

-La ingenuidad nos absuelve al equivocarnos. Pero el tenia razón-.
-Y yo mis ocho columnas.



ED-.


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El periodismo puede matar hasta un asesino poético.

miércoles, julio 01, 2009

Dedicado:

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Un buén amigo ha decidido tomar el camino al dark side. Casarse pues. Yo le dedico estas lineas extrañas de humor negro:


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Le pregunté al médico si había un término medio en el proceso, o que si era posible darle rewind a un par de órdenes que el aprendiz había hecho casi al instante. El tipo dejó las gafas en el escritorio y, aun de pie, me dijo: -No hay marcha atrás, esto es una ley no escrita y nadie que haya pasado por esa disciplina ha podido regresar. No al menos cabalmente- decía, mientras tomaba asiento y enternecía su mirada que antes era tensa y concentrada. Hice un puchero mientras se ahogaban dos preguntas más que tenía. Sentí que había perdido a un amigo, pero yo solo buscaba su equilibrio. Que sé yo.

Me levanté y Maximiliano esperaba una orden, su ímpetu y esa agilidad de reconocer que es hora de levantarse se habían esfumado. Al acercarme le tomé fuerte del cuello para darle un par de bofetadas y sentir ese ronroneo de furia en su mandíbula, pero el ya no era el. Sus ojos eran vidriosos, sin la llama que incendiaba su camino. Puse la correa solo por costumbre y me despedí del medico con un gesto derrotero. Salimos de la veterinaria directo al minisuper por los víveres que mi mujer me había anotado muy cívicamente en un trozo limpio y divinamente doblado y, además, resaltando con tinta roja –Compara precio en las cosas del perro y trae el mas barato-. Esta vez obedecí todo a la perfección pues quería evitarme el sermón nocturno de mi falta de atención en la cena.

- ¿Qué tenía el perro?- preguntó la institutriz aka mi esposa.

- Seguro se hace el enfermo para evitar el compromiso de depositar sus heces donde debe, ¿verdad? – dijo, mientras yo acomodaba el mandado y trataba de recordar cuantos años le dan a una persona por estrangular al prójimo.

- Hacía mucho que debiste haberlo entrenado, solo era un rebelde sin causa, también los animales maduran- Gracias a Dios ya no hará alboroto. Bla bla bla bla bla.

Me senté en el sofá mientras abría una cerveza y encendía la TV, el perro me emulaba y me miraba, como esperando mi orden para que pudiera ver el televisor también. Me despojo de los zapatos y en segundos me trae las pantuflas pero yo las desprecio. Lo pateo y gime, aguanta firme, talvez piense que sigue siendo parte del entrenamiento. Es inmutable al menos que yo juegue con el gato pues se encela.

Entonces supe que lo había convertido en mí: un animal domesticado.



FIN.