lunes, junio 26, 2006

...

La soledad.
La que duele en el costado,
la que se te recarga en el sueño
y te anuda la garganta.

Esa miope que ve a la perfección
las heridas que nos lamemos.

La soledad
Esa de la caída más pura y libre,
que nos desata las agujetas
y nos anega las vísceras de aire.

La que es siempre puntual
en la cita que nadie nunca advierte.

La soledad
la que me duele en el costado
en el hígado y en la mejilla también.
Siempre procura no olvidarme.

Justo en el momento,
cuando paso de la conciencia al sueño,
como ese espacio existente entre las letras,
me susurra algo….


Dice:
Alíviate pronto.