lunes, junio 18, 2007

Julia, euphoria.

...La música hace que se manifiesten pequeños guiños emocionales que, de otra manera o de otros placeres, no se vuelven a ver en Dyego. Ni las putas, ni el vino, ni últimamente los poemarios de Duke que guarda con recelo gatuno, nunca se repuso a su vuelta de Montevideo.




Su agenda quedo en blanco, o ¿debería decir en rojo?,
quedo un drama suicida que nunca advertí ue fuera tan serio, tan profundo..



No hay mejor privilegio que escoger tus cartas, o al menos pedirlas, exigir derecho de piso y de paso, exprimirse los limones que a uno le plazcan y derramar la sal en todo el diámetro de esos vasos, aún, sin alma. Mi hermano era de esos, de los osados, de los que formulaban, de los de enfrente cuando había revoluciones…. hasta que se enamoró.

Emborracharse en Coyoacan cuando visitaba la capital era un ritual que el Hijo del Cuervo recibia de sol a sol “ siento que esta es la sala de mi casa, de esa que nunca voy a tener” me dijo cuando coincidimos alguna vez .

¿Qué nos hace más completos, si no, llenarnos de la euforia de las consecuencias que provocamos con nuestras decisiones mas comprometidas?


Mi mesa me detesta,
Me apunta con el índice y pienso,
De nuevo,
en el revolver en mi boca.

La métrica fustiga mi despedida.
Me habla de la fascinación,
del encantamiento, de la elocuencia,
de lo que carezco y que nunca
volveré a mirar a los ojos.

ESTRANGED
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