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Lo he intentado. Practique sus juegos, me inyecte carbohidratos, perdí aunque sabía que podía ganar, culpé al sistema y eché de menos los acordes sustanciosos de Manta Ray.
Subo al auto y arranco sin mirar a la persona que se acababa de despedir, hago un gesto nimio al tiempo que prácticamente soy embestido por el Cougar rojo que había soñado la otra noche, el conductor rival no pierde concentración y me esquiva sin mirarme y yo entiendo la señal. Me santiguo y me apoyo en el suspiro que significaba algo así como -estoyasalvo-, silbo, silbo, y me pago el peaje a donde quiera que pueda encontrarme con la paz de los 100 km por hora.
Va llegar el día, va llegar el día, repito cientos de veces pero no puedo terminar esa frase elocuentemente. Sé lo que no quiero decir pero desconozco las palabras que detonen algo intenso en el pecho de las personas. Hay un gran choque en el semáforo cercano al Emporio, la lentitud del tráfico me da cabida a mirar las anchas grietas de mis manos, va llegar el día que esa cascara endurezca y caiga borracha de gravedad, entonces entiendo la señal y enciendo el OK Computer a todo volumen.
Es julio veinticuatro, siempre nublado y tempestuoso, asi he querido catalogarlo y subirlo al morral verde del cajón derecho. No surprises me traiciona y ella me esta llamando. Las convicciones se cabrean, lo debido dice que se queda conmigo y tomo la llamada. Aviéntate, aviéntate, repito cientos de veces pero ella no me escucha. “Ven a casa e invéntame un beso, ven y húndete en mi...” entonces entendí la señal.. pero yo ya había desarticulado esa palabra llamada De-vo-ción.
Regreso sin juegos ni grietas, con dudas y amigos atrás. Veintisiete años , detrás.
I do not see red numbers, i see black,
i want to see it very black.
THANK YOU DUDES.
ME.
