lunes, febrero 02, 2009

Uno de mis planes cercanos..


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Quiero ser un anuncio de neón. Ver llegar felices a las parejas, ver sedientos a los amigos. Adivinar las canciones que cada uno pagará en la rocola y también atinar quien hará chuza con las botellas que se acumulan en la mesa que nadie limpiará. Cuantas botellas estranguladas desde su cuello. Cuantas infamias de amor no correspondido, de amor desechable que no es más que un pétalo arrancado de un bello jardín burgués. A mi no me importaría su hígado pues sus carcajadas son tan espirituosas que salpican los alrededores del lugar, mojan las banquetas de hermandad. De ahí no se escapa ni un minuto, todos ceden ante las anécdotas y los malabares de las vivencias que se asimilan a los limones exprimidos en las mesas. Todo germina en símbolos, es un engranaje tan armónico como la más perfecta maquina de vapor. Un monstruo de cien cabezas orquestado por una consola musical, por un grito de emancipado fulgor. Es como si los chalecos antibalas no se permitieran cargar ahí, ¿para que estibar pesos innecesarios en un lugar donde se te permite volar?

Siempre hay algún capitalista que entra a hurtadillas a nuestras vidas, a nuestros lugares. Ese de la lengua lacerante y mirada opulenta. Pero es que eso es una regla infaltable en este universo. Hay una hora que todos son unas calabazas, la utopia de la fraternidad parece fenecer, hay quienes no rinden su brazo en las vencidillas del ego. El círculo esta en su última curva y casi todos se desfalcan de la autopista de la sinceridad punzante. La benignidad huyo por el retrete, el miedo de la desnudez les hace titubear.

La música les canta las parodias de sus vidas y el cigarro hace estragos sus antes perfumados pensamientos. Les veo salir, y a pesar de la turbulencia se abrazan y se desean salud. De esa y de la otra también. A veces regresan con mas arrugas, con mas cicatrices. Quiero ser un anuncio de neón para sintonizarles la última canción: Tom Traubert's Blues.


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ED.