lunes, marzo 09, 2009

El viejo..



...

El viejo gruñe cuando le aplauden.
Darle una moneda seria como escupirle. O mofarse.
El preferiría verles llorar que manotear.
Sin duda sabría cuando alguien derramara alguna lágrima,
puesto que su ceguera agudizo in extremis su sentido auditivo.
Escuchar el escurridizo y salado camino
por el que se dirige ese goteo de los ojos
le resulta sencillo..

El viejo piensa que no hay nada tan estimulante como un tango.
Uno adolorido, uno jodido mejor.

Yo me hago el burgués que sabe catar el vino barato de la casa
y le miro chulear, quebrarse en movimientos trágicos entre los acordes de su acordeón. Al fin artista. Ya hasta le veía con un sombrerillo de copa. Debía ser el vino.
Y, mientras sigo hipnotizado, me acobardo cuando pasa a mi lado, y no le saludo.
Me ha dejado sin ases bajo las mangas. Me sentía diminuto, pero el sabe que le sonreí.

Alcancé a mirarle un collar, como un amuleto de obsidiana,
un pañuelo rojo atado a la muñeca y el tatuaje en el vértice del pulgar e índice.
Buscaba algo que me diera una señal, una explicación porque
yo no entendía de donde se podía sostener este viejo cascarrabias.
El cómo o cuándo finco sus pilares para plantarse sin mirarnos, deleitarnos e irse
sin despedirse de nadie.

El viejo, seguramente, pensaría que mis dudas son torpezas sin respuestas.
Y fue ahí, en ese desden indolente, donde me identifiqué con el.
Pago la cuenta, me aparto entre charlas que no entiendo,
Y salgo con el róbalo en el estomago.

..me desvanezco imaginando como haría mi salida de un lugar así
si tuviera los tamaños o el talento.



Me-