sábado, marzo 05, 2005

Diego/Dialogos.

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Se me llena la boca de nubes que saben a verdad testaruda, no advierto estas actitudes, si no, hasta el siguiente día cuando me delata el olor a cigarrillo de platicas con alterada dosis de simulación, quejumbrosos tonos subidos de color para resaltar lo imperativo de la pronunciación y vasta minimización hacia otras personas y formas de pensar.

Poniendo las cartas (que hoy tengo) sobre la mesa, tengo que resaltar que a pesar de que no todo lo que veo y escucho se queda impregnado en mis ideas, tengo que destacar la –actitud- que lleva a estas gentes a tener en sus bolsillos el poder y la decisión de disponer que rumbo, que auto, que pescado, que escuela quieren tomar hoy o mañana o quizás mas adelante.

Deseo puntualizar que no me impresionan sus pertenencias ni sus mujeres, al final uno nunca termina sabiendo para quien trabaja, solo intento tomar ese chip, esa semilla, esa luciérnaga que solo los osados poseen para derribar los mitos absurdos del que se queja de su poca suerte o de los ataques externos, es como quejarse de la lluvia o de la nieve que son factores que, aunque sigan sucediendo, tenemos que seguir respirando y continuar con la ruta.

La decisión es como el caníbal que con piedras supo como hacer una fogata de la nada, después, que la ambición de cada quien termine por destruirlos o vivir con la prudencia de saberse polvo al final de todo, recae en la conciencia de cada individuo y ese es otro tema que no apetezco plantearme hoy.



Son estas voces las que me hablan estos ultimos dias, un poco cargadas como el cafe, agridulces como el sabor de un mal beso pero fuertes como la tension de los nudos en la espalda.