miércoles, agosto 02, 2017

Genética.

Cuando ya has recorrido algunas buenas millas o , aun mejor, quedado varado en ciertas rutas saliendo solo de ellas o, a veces, con ayuda involuntaria que después te animas a devolver doblemente igual, te sientes, o en mi caso, me siento de ningún camino, de ninguna historia y de ninguna importante relación personal. Soy solo retazos de madera que recogí para no morir de hambre o de insolación humana. Sin embargo conservando esos plantíos que se dejaron en el camino a la magnificencia impertinente. Y hay que exprimir todo lo que parece no sublimarse:
Reviro
por cuarta ocasión.
Y la cama sigue vacía,
con mi silueta deforme y tus glúteos rosados.

Voz que toca mis actos,
tacto que provoca tu amnistía
y serpentinas rodeando mi mentón,
y gimo.

Hervimos.
Ya sin palabras ni gestos.
O errores modestos.

Y te amé.
En esa mirada de olvido mutuo.
Que robé.
...